Cruel abril de tardes que languidecen entre pardos
bostezos. Estúpido renacer que serpentea por las alamedas como una brisa
mórbida de hojas temblorosas.
Nostalgia de aquella arcadia que tan solo existió en
mi deseo, un deseo inerte como la pupila de un ciervo disecado.
Cruel abril de golondrinas moribundas, de corazones
ajados por un sueño estéril que se enredó entre las zarzas de mi cobardía.
Cruel abril que posaste tus alas de mariposa sobre
unos labios que buscan y no encuentran.
Relámpago olvidado que alguna vez estremeció unos muslos bajo las yemas de mis dedos.
Te quedaste dormido en un recodo del camino y ahora
abres los ojos cuando ante ti sólo encuentras un páramo cubierto por la última
nevada.
Lo sé; me he puesto demasiado solemne.
Es por eso que yo prefiero soñar despierta, no vaya a ser que me pierda la primavera, aunque esta, a veces, sea corta y venga cargada de lágrimas.
ResponderEliminarSolemne? Te has puesto muy hermoso!